Columna de Magdalena Merbilhaa: “Avanzar sin transar”, Violencia y Democracia

El senador del Partido Comunista (PC) Daniel Núñez.
El senador del Partido Comunista (PC) Daniel Núñez. Foto: Francisco Paredes / Agencia Uno.

Que un comunista llame a la movilización social no es un movimiento ciudadano auténtico en el marco de la democracia, nunca lo ha sido. Es una presión desde la violencia para avanzar sin transar. Es soltar las huestes para imponer.



Esta semana, muchos se sorprendieron por los dichos del senador Núñez llamando al gobierno a convocar a la presión social para ejercer coacción en el Senado para avanzar en reformas. Lautaro Carmona, como es lógico de todo buen comunista, que les gusta “un pie en La Moneda y otro en la calle”, apoyó el llamado. Diego Vela de Revolución Democrática también se sumó a los dichos, explicando que la manifestación es parte de la democracia y un algo necesario para avanzar en las reformas, haciendo la salvedad que debe ser “sin violencia”.

El mundo político rasgó vestiduras, sorprendidos de “los comunistas siendo comunistas”. En Chile el Partido Comunista, supuestamente tan democrático, se define leninista, es decir, valida la violencia como un modo de hacer política. Por lo que usan la democracia cuando les conviene y si no, siempre te puedo obligar por la fuerza. Por eso, “un pie en La Moneda y otro en la calle”. “El fin justifica los medios”, moral y política separadas. “Avanzar sin transar”, sin importar las consecuencias. El Frente Amplio, los jóvenes soñadores con estándares éticos más altos, desde el otro “Dieguito” lamenta la condena y mala fe frente a los dichos. Vela Intentó en varios medios explicar lo inexplicable. Debiera saber que cuando un comunista llama a la movilización social, busca presionar y ejercer coacción, lo que “per se” es antidemocrático. Chile está dolido y tiene en la retina el “octubrismo” irracional violentista y antidemocrático. Ese hijo de quienes por avanzar, no solo no transan, sino que se “cargan” a quienes estén frente al paso. Los frenteamplistas fueron parte de los que quemaron Chile, por acción o falta de condena de la violencia. Desde sus filas hubo algunos que dijeron “cómo quieren que no lo quememos todo”, el poncho se lo pusieron ellos. Son marxistas, metástasis del viejo cáncer de Occidente.

Para entender la polémica es importante entender que la democracia liberal es algo relativamente nuevo en la historia. Hasta el siglo XVIII, la violencia fue parte de la política y si querías ganarle a un opositor, lo matabas. La historia ha sido siempre violenta, un verdadero “Game of Thrones”. La democracia liberal cambia ese constante histórico, elimina la violencia y lo reemplaza por el voto. Es una idea genial, que supone que para ser democrático debes dejar fuera la violencia y todo tipo de coacción. Es un requisito “Sine qua non”. Los marxistas nunca han sido democráticos. Si bien Marx creía que la Revolución era inexorable y que llegaría sola ya que el socialismo era la fase siguiente del capitalismo, Lenin corrige la teoría entendiendo que la Revolución no llegará sola, hay que provocarla. Valida la violencia y por tanto, se aleja aún más de la idea de democracia. Es antidemocrático, real “agua y aceite”. Desde entonces, la historia del marxismo ha sido usar la democracia cuando les conviene y usar la violencia cuando los “no pueblo” no los dejan avanzar. Como buenos jacobinos, grupo exaltado de la Revolución Francesa, los maestros de los totalitarios, “pueblo” es quien piensa como ellos y “no pueblo” quien no lo hace. La intolerancia con el otro y la falta de respeto por el proyecto de vida individual de cada uno, se manifiesta en el intento de colectivizar todo. Para ellos, el Estado sabe mejor que cada quien qué es lo bueno y desde ahí imponen. Son antidemocráticos “de tomo y lomo” y unos totalitarios absolutos. En cada lugar donde se imponen, la locura igualitaria, que atenta contra la persona individual, solo ha logrado igualar para abajo y repartir pobreza. Han fracasado una y otra vez, nunca sus ideas han funcionado. Pero la utopía los mueve y por eso el “avanzar sin transar” hace que su fin noble, reestablecer el paraíso terrenal sobre la tierra, justifique todo medio, incluida la violencia.

Que un comunista llame a la movilización social no es un movimiento ciudadano auténtico en el marco de la democracia, nunca lo ha sido. Es una presión desde la violencia para avanzar sin transar. Es soltar las huestes para imponer. Sabemos que los comunistas y las “otras tantas hierbas” quieren “su mamarracho”, dejaron sus deseos por escrito y seguirán “sin transar “usando todo medio para lograrlo. Nunca les han importado las reales mayorías, no respetan las votaciones y siendo minoría roncan como si fuesen mayoría. Quisieron desde una revolución botar a Sebastián Piñera, Presidente electo democráticamente. Estuvieron dispuestos a quemar el país para hacerse del poder. Una vez en el poder avanzan sin transar al modo “matonismo de la Convención”. Pero Chile despertó al rechazarles su proyecto refundacional y sabe quiénes son y qué buscan. Chile no quiere más violencia y no quiere coacción instrumental desde la calle. La utilización política de los dramas reales del país para fines políticos es inmoral e indeseable. Para fortalecer la democracia hay que partir por un pacto transversal que condene la violencia y a quienes no lo hagan, por no democráticos, dejarlos fuera de todo juego.

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