Semana Santa nos devuelve la esperanza



SEÑOR DIRECTOR:

Este viernes santo entramos en el corazón de la semana santa. Un tiempo denso para los que creemos en Jesucristo porque nos sitúa en un drama sin igual: la lucha entre las fuerzas del mal y el amor de Dios que triunfa.

Conmueve el relato de la Última Cena dónde instituye la Eucaristía y nos promete que estará con nosotros hasta el fin de los tiempos; desconcierta el gesto del lavado de los pies a sus discípulos. El hijo de Dios realiza el trabajo propio de los esclavos para recordarnos que nuestra vocación más genuina es el servicio a los demás. Mensaje potente en medio de tanto individualismo. Así deja claro la gran novedad del cristianismo: el hombre le encuentra sentido a su vida al “ser para los demás”. Llama la atención Pedro, que lleno de miedo, lo reniega tres veces y la actitud de Judas que lo traiciona. Esta ruptura de la amistad entre Dios y los hombres sigue presente en todos los ámbitos de la sociedad. Como dice Pascal, “el sufrimiento de Jesús, su agonía, perdura hasta el fin del mundo…En aquella hora, Jesús ha tomado sobre sus hombros la traición de todos los tiempos, el sufrimiento de todas las épocas por el ser traicionado, soportando así hasta el fondo las miserias de la historia”.

Jesús carga sobre sí todo el pecado del mundo, lo hace suyo, lo experimenta en carne propia, al punto que llega a plantearse que ha sido olvidado por su Padre. Nosotros también hemos tenido la sensación de abandono por parte de Dios, pero el misterio de su muerte y resurrección vuelve a proclamar que el bien es siempre más grande que el mal. San Pablo dirá “me amó y se entregó por mí”.

El cristianismo está más vigente que nunca porque Dios es fiel, y a pesar que renegamos de Él una y otra vez, sigue amándonos y recordándolo en cada eucaristía. Ante esta verdad que estremece que absurdo resulta poner atención al precio del pescado y a cuántos autos saldrán de la capital. Volvamos al centro de esta Semana Santa, Dios es amor y permitamos que ese amor nos devuelve la esperanza y nos ilumina la vida.

+Fernando Chomali G.

Arzobispo de Santiago de Chile

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